Algunos materiales no requieren acabado y pueden dejarse desnudos.
Es el caso, por ejemplo, del hormigón de muro o la cal.
Pero para muchos otros, como el hormigón encerado, el acabado desempeña un papel esencial, tanto en términos de protección como de estética. Es la cera o el barniz elegidos los que darán al material su pátina y determinarán su aspecto mate, satinado o brillante.
Un buen acabado es un elemento esencial para la durabilidad de un revestimiento, y facilita su mantenimiento.